Éste es el título de la magnífica novela de George Orwell que cayó en mis manos hace poco por el módico precio de un euro, gracias a una de las tantas campañas de la UAB. Todo lo que promueva la lectura es digno de mencionar.
'1984' no está catalogada, ni mucho menos, como un ensayo. Sin embargo, la novela de Orwell disfraza una crítica ardiente de los sistemas totalitarios, en general, y del comunismo en particular. He escogido esta novela como ejemplo de 'ensayo' para la actualización de esta semana porque levantó en mí, además de la satisfacción de una buena lectura, una preocupación por la vigencia de las palabras del autor.
Más allá del insípido argumento que relaciona el programa del Gran Hermano con esta obra, vivimos en una sociedad dominada por las pantallas: ¿cuántas televisiones tenemos en casa?, los ordenadores, el móvil, el ipod, mp3 y 4, los proyectores...El otro día lo comentábamos en clase y es curioso como hemos convertido un tablón blanco de madera o una lona de plástico en un soporte para crear una imagen proyectada (pantalla).
La invasión de nuestro entorno por las pantallas aumenta el bombardeo de informaciones o lo que es lo mismo, aumentan las influencias que recibimos a lo largo del día. En este sentido, tienen un papel fundamental los medios de comunicación. El individuo es constantemente manipulado, controlado por las élites de poder.
La globalización, el triunfo del capitalismo y la eficacia del neoliberalismo perverso, la individualización de la persona y la división y desestructuración de la sociedad han convertido a cada ciudadano en un ratón presa de un ave rapaz.
¿Es nuestra democracia el verdadero poder del pueblo o es la máscara que encubre a las élites?
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