sábado, 14 de noviembre de 2009

Venecia se viste de luto


Camino entre muros. Calles estrechas, rocambolescas, medievales, desorganizadas, oscuras. Han sido invadidas por los canales, dejando un aroma cerrado de humedad. La madera es putrefacta en su base pero pura en el portón. Aparentemente reina la soledad y la tristeza. Pero tiestos con flores adornan las pequeñas ventanillas; dan color a lo arcaico y te emanan su magia, la magia de la ciudad, la magia de Venecia.

Como camino a Roma, todo te lleva a la Piazza San Marco. Un cuadrilátero de arte regentado por el campanario. Desde allí se pueden ver las mejores vistas de Venecia. Tierra y agua hermanadas. El gran canal es la columna vertebral que te adentra al corazón de esta peculiar ciudad que hoy está de luto. Desde 1966 Venecia ha perdida la mitad de sus ciudadanos. De más de 120.000 personas, ahora apenas quedan 60.000 venecianos; lo que significa que están por debajo de su límite vital. Con humor celebran hoy el funeral de la ciudad. Entre las calles seguirán en procesión a un ataúd rosa, color símbolo de la isla; como sí de cualquier mortal se tratase.

Sin embargo, aquí caminante, un viajante, un soñador, fue y sigue siendo un paisano, un veneciano. Aquel que pisa las calles enrevesadas de la magia, aquel que engaña y miente y se burla del tiempo, aquel que pasa y roza la piedra con su mano, aquel que se monta en la góndola y cruza puentes como etapas en tu vida para desembocar en el mar, aquel que viaja a Venecia, es veneciano. Éste es su antídoto. Ésta es su magia. Esto es Venecia.


lunes, 9 de noviembre de 2009

El muro del autoritarismo


Veinte años han llovido desde que la aberración del Muro de Berlín fuera escombrada por los aires de libertad de una población dividida por el odio de unos y otros. El 9 de noviembre de 1989 quedará marcado en la historia como el día que acabaron los regímenes autoritarios en el mundo occidental.

Fin de la Guerra Fría, fin del comunismo soviético, un aparente derrotado y una pírrica victoria del capitalismo déspota del cual todo occidente se beneficia a costa de otros. Muchos ven airosamente la caída del muro como la caída de un régimen que jamás debió existir: el comunismo. Una ideología moralmente mejor en sus tesis, posiblemente utópica en la práctica debido a los deseos de poder de quienes gobiernan. La analogía entre dos sistemas opuestos pero igual de autoritarios es sencilla: no se alejan mucho las decapitaciones de reyes en el corazón de Europa de los asesinatos de zares en Prusia; ni los 6.000.000 de judíos asesinados cruelmente de las matanzas en el norte siberiano; ni las masas de población indefensa y hambrienta de la Alemania Nazi de los que están más allá de los Urales...Dos sistemas opuestos que confluyen con unos mismos resultados. Y en medio, un muro. Muro de piedra minado símbolo de lo autoritario.

La libertad acabó con la división de una ciudad, un país, pero sobre todo, de unas gentes. No es más monstruoso el Muro de Berlín que la franja de Gaza, la separación de Corea o la frontera entre México y Estados Unidos; muros que aun se mantienen en pie.

Desde entonces se mantienen vivas tres grandes sociedades socialistas: China (inmersa en una especie de aceptación capitalista), Cuba y Corea del Norte. El error no es su ideología marxista, sino que las tres son dictaduras férreas a sus ideas. En los últimos quince años, el neosocialismo sudamericano ha ido ganando espacio a la derecha, fuerte todavía con Uribe o los Kirchner. Más débiles en otros países, como en Venezuela, Ecuador o ahora en Honduras, donde se ven obligados a jugar sus sucias cartas (como siempre) con un golpe de Estado. Esto es prueba que el Muro de Berlín para nada mató al comunismo.

El capitalismo, por su parte, sigue caminando -como los burros- sólo por su camino sin mirar a los lados; un camino de tierra y pedrusco que en lugar de asfaltar, siguen avanzando con sus alpalgatas y dando puntapiés a las dificultades. Sólo así ellos se llenan los costales de oro, haciendo la vista gorda con el continente africano (puro desierto para ellos) o dejando escondida la moralidad entre el follaje de sus eufemismos. Si encuentran petróleo te hacen una guerra y si viene una crisis, cogen sus monedas y salen corriendo.

Ni el muro acabó con el comunismo, ni el capitalismo salió como vencedor. La Guerra Fría acabó con dos imperios alimentados de armas nucleares. La libertad ganó la partida al poder de unos pocos; libertad que todavía hoy manca en muchos puntos del planeta. Y puestos a elegir, me quedaré con los indefensos, discriminados, excluidos y abandonados.



sábado, 7 de noviembre de 2009

El nuevo Rey Midas sí se come la manzana


Dicen que una vez hubo un rey llamado Midas que deseaba convertir en oro todo lo que tocaba. Y sus deseos fueron cumplidos por el 'Todopoderoso'. Parece ser que a este Dios acudió Jorge Javier Vázquez, más conocido como J.J o, directamente, el mermelada. Quizá esta sea la clave de su éxito, el empalagamiento que envuelve a todo sus programas pero que atrae a la audiencia como abejas a la miel.

Todo lo que toca J.J, se convierte en oro. En sus inicios redactor de la revista Pronto, colaborador de varios programas del corazón, dio el salto a la fama con 'Aquí hay tomate'. Hasta cinco temporadas duró la refrescante y sangrienta salsa roja de su tomate. Siguió con 'Hormigas blancas', resúmenes de los reality shows como Gran Hermano y, al fin, el pasado año estrenaron Sálvame.

El pasado miércoles J.J recogía el Premio Ondas al mejor presentador por 'renovar con brillantez y humor el rol del presentador en un género controvertido'. Es cierto que J.J saca lo mejor de cada personajillo que lleva a su plató: Belén Esteban se ha convertido casi en una candidata a la presidencia del gobierno, la señorita Karmele es una diva, Kiko ha demostrado que no tiene ni idea de actualidad pero, en cambio, les juega las peores jugarretas (algunas pactadas) a los invitados...Sin embargo, al señor al cual le han dado un premio dirige un programa en el que, ayer, por ejemplo, invitaron a Julián Muñoz; un corrupto demostrado que campa a sus anchas con una deuda colgada a su espalda y que pagará gracias a las ayudas de Telecinco.

Es una prueba más del olvido del contexto. De premiar lo puntual y olvidar el envoltorio. Cabe preguntarse la responsabilidad y el papel de estas academias y todos estos premios y reconocimientos que se van otorgando.