miércoles, 8 de abril de 2009

Otium: la inactividad también es progreso

Don Quijote se aburre de la ociosidad de su vida en el castillo de los duques y decide visitar a Sancho.Ya conocemos a nuestro gran aventurero, y el estar siempre bien comido, bien bebido y sin nada que hacer ni donde demostrar su valor y su astucia le aburre. El ocio, como todo, se debe saber utilizar. Está muy bien no tener que trabajar o ir al colegio, pero podemos hacer muchas cosas divertidas y agradables. Muchos confunden el ocio con la pereza,cuando el ocio nos permite hacer lo que nos gusta.


Parece que se haya puesto de moda en los últimos años todo lo relacionado con el entretenimiento, el ocio, la diversión: los géneros de los medios de comunicación tienen como denominador común el entretenimiento, el turismo y la movilidad se ha extendido a todas las capas sociales y diversificado en infinitas posibilidades y, sin ir más lejos, todos tenemos ganas de acabar de trabajar para estirarnos en el sofá o ir a tomar un café con los amigos porque consideramos que nuestro bienestar depende del tiempo libre que le dediquemos al ocio.


Sin embargo, el ocio existe desde las primeras civilizaciones y desde las primeras tribus nómadas. Ya en tiempos prehistóricos se reunían alrededor de la hoguera y se contaban las 'batallitas' del día a día. En todas las antiguas civilizaciones, el ocio lo disfrutaban plenamente unos pocos mientras el resto vivía anclado en su esclavitud y desde la revolución industrial el ocio se ha ido extendiendo entre las capas sociales y aumentando en número de horas en detrimento de las horas laborales.
Pese a las diferencias entre épocas, el ocio siempre ha significado progreso. Aparente contradicción con la definición etimológica: ocio viene del latín, otium, y significa inactividad; en cambio, personalmente, creo que el ocio es la inactividad más provechosa.


La sociedad ha avanzado, sin duda, gracias a aquellos que han tenido tiempo libre, ocio. Platón, gran filósofo griego, aristócrata, de familia extremadamente noble, no tenía otra cosa que hacer que pensar. El genio del renacimiento, Leonardo da Vinci, hijo de Ser Piero, notario florentino o, para acabar, Charles Louis de Secondat, Señor de la Brède y Barón de Montesquieu, fue uno de los precursores de la Ilustración.


En los inicios de la revolución industrial, se trabaja más de 12 horas, lo que impedía a la clase proletaria disponer de tiempo libre. Con el paso de los años se ha ido reduciendo con consecuencias muy positivas para el desarrollo de nuestras sociedades ya que, simplemente, tener tiempo libre supone un consumismo que favorece el desarrollo económico (además una jornada más reducida, paradójicamente, aumenta la productividad). En lugar de seguir con esta tendencia, la UE ha acordado ampliar a 65 horas semanales la jornada laboral. En tiempos de crisis, si quieren que consumamos, no sólo necesitamos dinero, sino también el tiempo para gastarlo.

2 comentarios:

  1. ¡Anda Imanol, no sabía que también fueras bloguero! No se yo si con tiempo libre, el consumidor percibría como Lo Chorra domina en el entretenimiento.

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