jueves, 23 de abril de 2009

Mantener la magia de lo simbólico


Hace mucho el discípulo le preguntó al maestro:

- Maestro, ¿qué hemos de tomar como referencia en nuestro caminar?

- El horizonte.

- Pero, maestro, nunca llegaremos a él.

-Así es.


Santiago Tejedor, www.tuaventura.org

¿Qué es el horizonte? Si damos una simple definición taxonómica podríamos decir que es el límite visual de la superficie de la tierra, donde parece juntarse el cielo y la tierra (RAE). Una definición más especializada nos diría que el horizonte es el círculo cortado sobre la esfera celeste por el plano tangente a la Tierra, situado en un lugar donde se encuentre el observador (FOED). Utilizando este tipo de denominaciones, el horizonte se convierte en una simple realidad, una línea sin más, observable, pero con un sentido ínfimo si le añadimos todo el valor añadido de la magia, el simbolismo y el sentido figurado.

Hace mucho tiempo que me gusta recorrer de vez en cuando, o bien a pie o bien en bicicleta o ya en coche, los cinco quilómetros que separan mi piso de la playa de El Prat de Llobregat. Al principio, me sentaba y disfrutaba del mar. Disfrutaba de su fuerza golpeante o de su humildad acariciadora. Disfrutaba del sonido, de sus rugidos o de su silencio. Así, me relajaba sin más, me aislaba por unos instantes del 'mundo real', de mi vida cotidiana. 

Un día, sin necesidad de saber cuando, me percaté de la línea del horizonte. Intenté darle todos los significados que me despertaba esa línea sin más perdida en la lejanía. ¿Qué es el horizonte? Igual que separa la tierra del cielo, el horizonte me sugirió ser la línea que separa el mundo real del otro mundo mágico fruto de nuestra mente y de la belleza astral. El horizonte es la meta; lo deseado. A la vez, el horizonte es lo inalcanzable. Las interpretaciones pueden ser infinitas como La Gioconda. Y esa es su belleza; belleza exaltada a la mayor expresión en su combinación con la luz del sol. El horizonte es la línea que nos da la luz del día y el que la quita para dejarnos a oscuras con la luna. El horizonte...Una línea sin más que, pese a inalcanzable, siempre está.

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